Lunes... qué día... Aburrido, cansado y desanimado. A veces salgo a caminar y me siento capaz de realizar algo diferente pero... escucho una voz en mi mente que me dice: ¡Ya es marteees! Pero no, aún siento el vacío de no almorzar. En eso decido no volver hablar sobre lo ocurrido, aunque puede que mi corazón diga no lo perdones... ¿Acaso yo podré perdonarlo algún día?No porque tú hiciste algo malísimo. Suspiré y dejé que el tiempo haga lo suyo, tocaron mi puerta, era la comida. Abrí y lo vi, era ese maldito mirándome fijamente... ¿Cómo me encontró aquí? Él no debería ni siquiera tratar el problema sucedido entre nosotros y debería irse porque NO LO AMO. Él me miró y me dijo: Tampoco te amo, nunca lo hice. Enojada, traté de evitarlo pero me consumió la rabia.
Al día siguiente agarré mis cosas y me fui a mi trabajo. No estaba bien como para seguir, quería distraerme de todo lo que me tiene así.
Esperé el fin de todo lo que pudo ser pero no fue, aunque ya terminó, debería superarlo, aunque no podía hacerlo no me atreví...tenía mucho miedo de decaer.
Nuevamente seguí haciendo las cosas pendientes para el día de mañana junto a mi ex que, de pronto, me llamaron y vi... Era el chico que llevaba a la estación cada día a su pequeño hermano ciego. Me acerqué a saludarlos y ver nuevamente que él me sonreía como si yo fuera conocida. Me gusta pensar que en realidad podríamos combinar.
En fin sólo me apresuré a saludarle y seguir con mi rutina diaria.
Cuando llegué subí las escaleras y lo vi, esta vez solo y sonriendo mientras me saludaba. Creo que me gusta su sonrisa, es grande y hermosa.
Me acerqué y le sonreí. Él me devolvió la mirada y dijo "qué tal?", yo respondí "bien... qué tal tú?... "Bien, salimos?" dijo, "No" le respondí aunque por dentro sentía ganas de aceptarle, decidí inventar una excusa. Le dije que quizás podríamos salir, pero por la noche cuando estuviera libre.
La noche llegó y nos juntamos. Por fin, él
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